La Consejería de Cultura muestra los excepcionales hallazgos del enterramiento de la Edad del Cobre en Caravaca de la Cruz: 1.300 cadáveres humanos y 50 perros, además de distintas piezas de ajuar
( esta información a sido publicada hoy en La Verdad de Cartagena)

Finales de la Edad del Cobre (calcolítico). Caravaca de la Cruz entre los años 2400 a.C. y 1950 a.C. Un poblado de unos sesenta o setenta individuos en lo que ahora se conoce como Camino del Molino. Agricultores y ganaderos. Vivían en cabañas circulares y contaban con silos para almacenar el grano. Enterraban a sus muertos en una cueva cercana, a unos 400 metros. Un agujero de ocho metros de diámetro y dos metros de profundidad. En esa fosa han aparecido cerca de 1.300 cadáveres de hombres, mujeres y niños -están representados todos los segmentos de población-; y también 50 cadáveres de perros (y un gato, además de mandíbulas de ovejas y algún bóvido); además de diferentes objetos como puntas de flecha -más relacionadas con la caza que con la guerra- , punzones, rozadores para trabajar la piel, conchas, cuentas de collar, cerámica y puñales.
Un enterramiento «excepcional» según el consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz, y también según el arqueólogo y profesor de la Universidad de Murcia Joaquín Lomba. Excepcional porque durante 450 años seguidos los pobladores del Camino del Molino enterraron allí a todos sus muertos, primero junto a las paredes y, más tarde, en todo el perímetro. Excepcional porque se trata del yacimiento español con un mayor número de cadáveres -en Álava existe otro similar pero con unos 300 esqueletos-. Excepcional también por el alto número de perros enterrados, que consistía una práctica común en la Edad del Bronce. Excepcional porque ha permanecido intacto. Un tesoro formado por varios cientos de miles de huesos y elementos de ajuar de la población de prestigio. Hasta 17 cráneos se lograron encontrar en un solo metro cuadrado. Huesos que reposan ahora en más de 500 cajas de madera debidamente almacenadas.
«Nunca se había descubierto un enterramiento que contuviese prácticamente una población de hace 4.500 años y eso nos ofrece la oportunidad de conocer cómo eran, cómo se alimentaban, cómo vivían y de qué morían los primeros pobladores de lo que actualmente es Caravaca», explica Lomba. «Cuando terminen los primeros trabajos sobre los materiales, dentro de año y medio, podremos saber con detalle el sexo, la edad de la muerte, patologías, y costumbres», señala. «Sabemos que se efectuó una ceremonia compleja y que antes de comenzar el enterramiento: se retocaron paredes y suelo y se realizaron fuegos posiblemente rituales y sobre esos carbones se realizaron los primeros enterramientos. Están sepultados en posición fetal y flexionada, aunque hay algunos cadáveres en posiciones anómalas que es necesario entender. Incluso hay un individuo boca abajo, lo que representa una posición atípica y otro con las manos en la espalda como si estuviera atado», explica el profesor Lomba.
Ahí comienza la tarea CSI, la que permitirá reconstruir la vida cotidiana, la alimentación, los usos y costumbres y la economía, de esa aldea de la Edad del Bronce.
«También se está analizando el ajuar y sabremos así si las puntas de fecha se han fabricado para el enterramiento. Se ha encontrado una treintena de punzones de cobre, que es la mayor compilación de estos objetos del sudeste peninsular, entre ellos uno que permanecía enmangado en una tibia de perro, que quizá sea la pieza más con más valor del yacimiento, junto a un puñal o alabarda de sílex -el yacimiento más cercano está 70 kilómetros de distancia- y un puñal de bronce con una hoja de casi 32 centímetros», explica.
¿Por qué perros? «Es una costumbre habitual quizá porque es un periodo en que la ganadería comienza a tener un gran valor. Además de la fosa, en el poblado hay también un par de enterramientos individuales de sujetos acompañados de cánidos. Lo peculiar es que al final de la Edad del Cobre los enterramientos eran múltiples se realizan en las afueras del poblado, pero comienzan también ha excavarse tumbas individuales debajo de las casas; la pertenencia al grupo se transforma en pertenencia a la familia ya en la Edad del Bronce», argumenta.
Tres dimensiones
La fosa se descubrió en febrero pasado mientras se estaba realizando la construcción de unas viviendas. El promotor, Pedro Antonio Robles, se puso en contacto -«un encomiable paradigma», según Pedro Alberto Cruz -con la dirección general de Bellas Artes y Bienes Culturales. Allí han trabajado arqueólogos, antropólogos, biólogos, químicos, médicos y veterinarios de diferentes universidades españolas. Un meticuloso trabajo sobre andamios, con punzones de madera y aspiradoras para no dañar nada.
Con las piezas principales de este hallazgo, la consejería de Cultura tiene previsto organizar una exposición itinerante bajo el título de Vida y muerte en la prehistoria.
El trabajo en Caravaca ha finalizado. La cueva se ha cerrado y tapado pero se ha realizado un complejo y prolijo trabajo de documentación -gracias de un convenio con la Universidad de Granada- y se ha escaneado en tres dimensiones toda la cueva, lo que permite reconstruirla, con todo detalle y desde cualquier perspectiva, al tamaño que se quiera y situar cada uno de los elementos en su lugar exacto. «Lo importante del yacimiento es su contenido, no su continente», recalca.
Para el alcalde de Caravaca se trata de un trabajo de «exquisita profesionalidad», que servirá «para promocionar el presente desde nuestro pasado más remoto».


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2 comentarios:

    ~ R ~ dijo...

    Magnífico descubrimiento,...como siempre,...al final,...el político de turno queriendo salir en la foto. Jejeje.

    Expresiones arqueológicas varias

    PD.: Gracias por vuestros correos mi Señora

  1. ... on 20 de enero de 2009, 21:24  
  2. Anónimo dijo...

    Ya no existe el yacimiento. Ha sido sepultado por el hormigon. Vergonzoso.

  3. ... on 30 de enero de 2009, 18:39