Una batalla campal entre aficionados.
La pasión por las luchas en la arena podía combinarse fatalmente con las habituales rencillas entre pequeñas poblaciones vecinas. El historiador Tácito refiere que en el año 59 d.C. durante unos juegos de gladiadores promovidos en Pompeya por Livineyo Régulo, se produjo un grave altercado entre los pompeyanos y los nucerinos, habitantes de la cercana localidad de Nuceria. Se empezó por los insultos, pasando pronto a las piedras y a las armas. Los pompeyanos resultaron vencidos en la refriega y muchos nucerinos tuvieron que ser transportados a Roma heridos de gravedad. Mucha gente lloró la muerte de sus hijos o sus padres.
A raiz de este incidente, Livineyo y otros que habían alentado el tumulto fueron enviados al exilio y, además, se prohibió a los pompeyanos organizar estos espectáculos durante diez años, aunque poco tiempo después Nerón les permitió volver a realizarlos.
Esta pintura parietal refleja fielmente las violencia del acontecimientos.





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